viernes, 28 de febrero de 2014

El Parque Industrial de Chimalhuacán no debe quedar en promesa

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Hacia el año 2000, hace catorce años, el municipio de Chimalhuacán se ubicaba como una de las 75 ciudades más pobladas del país y, al mismo tiempo, ocupaba el último lugar, era el sótano, en materia de calidad de vida. De acuerdo con los índices de desarrollo publicados en aquella época, a cargo del INEGI, de la SEDESOL y de la Comisión Nacional de Población, dicho municipio era el más marginado y el más pobre de México. Un hombre muy juicioso y objetivo que conozco, calificó a Chimalhuacán, simplemente, como “un gigantesco basurero”, es decir,  una verdadera vergüenza nacional.
En dicho municipio, que hoy cuenta con 750 mil habitantes, aproximadamente, y gracias al trabajo de rescate que ha realizado el llamado “Proyecto Nuevo Chimalhuacán”, donde convergen 99 distintas expresiones políticas (a cuya cabeza se encuentra el Movimiento Antorchista, por ser la organización hermana mayor, con más peso político) y que ha gobernado los últimos catorce años, se ha combatido con denuedo, trabajo y lucha ejemplares, sobre todo la marginación urbana, entendida ésta como la falta de servicios públicos, esfuerzo que ha ubicado a Chimalhuacán en el sexto lugar nacional; es decir, le ha permitido escalar ¡69 lugares!, por ubicarse entre las ciudades con más infraestructura urbana: agua potable, drenaje sanitario y pluvial, electricidad, escuelas, calles pavimentadas, alumbrado, reforestación, transporte moderno, parques y jardines, deportivos, etcétera, que hacen de este municipio un lugar mucho más amigable y confortable que antes. En resumidas cuentas, todos estos servicios que en promedio alcanzaban una cobertura del 50% en el año 2000, hoy están arriba del 90%, y seguramente alcanzarán el 100% en los próximos seis años, claro, si en Chimalhuacán se garantiza la sana continuidad en el gobierno municipal. Hoy día y sin ninguna vanidad somos un municipio modelo a nivel nacional, repito, en el combate a la marginación.
No obstante, existe una gran deuda histórica con este municipio: la falta de fuentes de empleo dignas y bien remuneradas. En efecto, la Población Económicamente Activa (PEA) en la localidad, los hombres y mujeres en edad y capacidad de trabajar, en el rango de los 14 a los 65 años, suma 325 mil chimalhuacanos. De éstos, 230 mil (el 70%) cuentan con empleo: 195 mil en el Distrito Federal, la mayoría en trabajos informales con salarios que no cubren la canasta básica y sin seguridad social, que ganan tres salarios mínimos o menos y que se gastan en promedio 30 pesos diarios en su transportación. Otros 35 mil chimalhuacanos laboran en el propio municipio en actividades como el comercio o en el sector servicios (ambulantes, comercio fijo y semifijo, empleados en las tiendas de conveniencia y del ayuntamiento, profesores taxistas, camioneros, traperos, artesanos, etcétera) cuyo salario tampoco está bien remunerado, para la mayoría. Por tanto, tenemos en el desempleo absoluto a 95 mil chimalhuacanos, que representan el 30 % de la PEA, muy por arriba de la media nacional que se estima en un 5% (los datos fueron tomados del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales, investigación propia del doctor Abel Pérez Zamorano). En síntesis, en materia de empleo y capacidad adquisitiva del salario, Chimalhuacán es el municipio urbano, con alta población, más pobre del país. Se le ha calificado peyorativamente, aunque con mucha razón, como un “municipio dormitorio”, porque la mayoría de su PEA sale de madrugada a laborar fuera del municipio y regresa ya muy tarde, por la noche, a tomar algunos alimentos y a dormir, para volver a repetir la misma rutina al día siguiente. Y así, generación tras generación en los últimos 45 años.
Preocupado por esta gravísima situación, el Proyecto Nuevo Chimalhuacán, planteó desde hace seis años a los gobiernos estatal y federal, la necesidad de construir un importante parque industrial que ofrezca 40 mil plazas de empleo, propuesta que fue aceptada por ambos niveles de gobierno; incluso, la actual administración federal asignó al ayuntamiento un monto de 600 millones de pesos (que se le restaron al presupuesto de obras del año 2013), para iniciar la primera etapa del parque industrial y que consistiría en  adquirir la mitad de la tierra (unas 400 hectáreas) y se harían algunas obras de infraestructura vial. Empero, se terminó el año y vamos a iniciar el tercer mes del año en curso, y no se mira para cuándo.
Finalmente, para concluir, tres consideraciones más, a mayor abundamiento para justificar la necesidad del parque industrial: primera, recordemos que estamos a 97 años de haberse promulgado nuestra Constitución y que en su artículo 123 estipula claramente que todo ciudadano mexicano tiene derecho a un trabajo digno y bien remunerado; ¿qué pasó?. Segundo, recuérdese que el trabajo no sólo sirve para la manutención económica del ser humano, sino que, algo tal vez más importante que esto, consiste en que el trabajo es el medio de realización, por excelencia, de la creatividad y aptitudes físicas y mentales del hombre, de tal manera que un individuo sin empleo es un ente vacío y condenado al ocio, a la degradación física y moral. Tercero, hoy día todos los medios dan cuenta profusa de la reciente captura del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán. Sin embargo, a contrapelo del optimismo oficial, Antorcha asegura que en tanto no se ataquen las causas hondas de la pobreza en el país (trabajo y buen salario), seguramente surgirán muchos más “Chapos” y muchos más que los secunden. Sin dejar de perseguir a los delincuentes, sería mucho más efectivo anunciar y hacer el parque industrial de Chimalhuacán y todos los parques que el país necesite, aunque sea poco a poco.


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